Emociones fin de curso, tiempo de vacaciones, de notas, de alegrías y también de frustraciones.
Finaliza un curso escolar en el que hemos vivido grandes cambios; tanto alumnado, docentes y familias, hemos hecho grandes esfuerzos para adaptarnos a la «nueva realidad» que la situación de pandemia nos ha impuesto. Todo es distinto, salvo las notas fin de curso. Si ya durante el curso, las emociones han sido protagonistas, en estas fechas tienen especial presencia.
Estos días, buena parte de nuestras conversaciones giran en torno a las calificaciones de nuestros hijos. Para algunas familias es un momento de celebración, para otras un motivo de disgusto. Aprobados y suspensos nos ocupan estos días. Buscar respuestas válidas para hacer frente a la frustración, la impotencia, la decepción, la rabia, el desaliento y desánimo, que nos impiden gestionar con naturalidad emociones y sentimientos.
Final de curso, notas, alegría, tranquilidad o decepción y frustración si alguna asignatura no ha ido del todo bien. Saber como manejar las emociones, la frustración que los suspensos generan a pequeños y mayores. Planificar vacaciones y tiempo de estudios, si este verano toca recuperación de asignaturas, es una tarea que nos genera estrés y estados emocionales cambiantes . Para gestionar estas situaciones que nos desbordan, necesitamos recursos.
Mantener la calma es vital para gestionar emociones
No es nada fácil ante determinadas situaciones «mantener la calma» pero es importante antes de tomar ninguna decisión, darnos tiempo para gestionar nuestros estados emocionales . Observar, recoger la información más objetiva posible, para poder tomar las decisiones más adecuadas que nos ayuden a resolver la situación.
Propuestas para gestionar con calma:
Ser observadores de la situación con el fin recabar la información más objetiva antes de tomar decisiones, emitir «opiniones» o “juicios» de forma subjetiva respecto a la situación.
Tratar de entender la experiencia desde el punto de vista de los chicos/as, poniéndonos en su lugar (empatía).
Pensar que los chicos y chicas no suspenden porque quieren (lo escucho muy a menudo).
Descubrir posibles bloqueos que les pueden estar impidiendo lograr sus objetivos (falta de confianza, agotamiento físico, mental, dificultades con la materia, desmotivación, etc.)
Nuestra labor como madres, padres, educadores, es llegar a conocer las causas , detectar las necesidades de nuestros hijos y alumnos .Una vez detectadas, facilitarles los recursos necesarios, ayudándoles a planificar las acciones necesarias para lograr los mejores resultados. Uno de los recursos que funciona es la «escucha empática», entender los hechos tal como los viven los chicos y chicas. Escuchar con interés, tan sencillo y tan complejo a la vez. Detectar bloqueos, limitaciones que plantearemos como áreas a mejorar para conseguir sus metas. Tener en cuenta si se da un desequilibrado entre el «desafío» que supone el curso escolar y los «recursos disponibles » que los chicos y chicas tienen, para hacer frente al curso. Cada una de estas propuestas nos pueden ayudar a gestionar con calma y con mayores garantías de éxito cada curso.
Gestionar los diferentes estados de ánimo, nos ayuda a recuperar esas asignaturas pendientes. Tener muy presente que si están cargados de frustración y desánimo, será misión imposible que logren superar esas asignaturas.
Manejar la situación sin generar culpa, más bien buscando el compromiso, la responsabilidad y la motivación , piezas fundamentales, para hacer frente a resultados no deseados.
Colaborar de forma conjunta, alumnado, familias y profesorado con un objetivo común , cada cual en la medida que le corresponda. Aunar fuerzas hará más efectivo el logro de metas. Escuchar, con interés, tratar de comprender, aceptar la situación, permitir a nuestros hijos / alumnos nos expresen sus emociones, sus dificultades y las necesidades que tienen. Siempre teniendo presente que la autoestima de nuestros hijos /as ha de quedar a salvo de resultados, sin quedar marginada a unas calificaciones. Separar identidad, quienes somos de lo que hacemos. Dar comprensión respetando, sin olvidarnos de exigir compartimientos adecuados; mejorar resultados sin comprometer la propia identidad ni la autoestima.
Valorar el esfuerzo realizado, aunque no haya sido suficiente. Cotejar en qué medida dicho esfuerzo puede mejorarse, siempre desde esa actitud, flexible, planificar estrategias realistas y efectivas para superar las asignaturas suspendidas.
Ver lo positivo que toda situación lleva implícito, buscando en todo momento el aprendizaje en lo vivido. Preguntarnos respecto a estas situaciones que nos hacen sentirnos frustrados:
¿Qué he aprendido? ¿Qué voy a cambiar? ¿Qué voy a a hacer diferente?
Demos ejemplo, seamos sus modelos de referencia. La forma más básica en la que aprendemos los humanos es ensayo-error y a través de modelos. Aprovechemos estas situaciones difíciles, para aprender a superar la frustración y la contrariedad, siendo modelos perseverantes en nuestro empeño. Aprendemos haciendo ,descubriendo y siempre podemos volver a intentarlo de nuevo cuando los resultado no son los que queremos. Suspender asignaturas, cursos no es suspender la vida, hay nuevas oportunidades.
¿Qué significa suspender para los niños y adolescentes? Aquí te dejamos algunas propuestas interesantes, que seguro te ayudarán:
Ver vídeo rtve2 Debate (2012)
Reflexión : “Al éxito se llega, superando esos retos que nos brinda cada experiencia, esos aprendizajes que nos facilita cada vivencia de fracaso” Sara Cobos.